El vórtice polar antártico, un fenómeno atmosférico clave que regula el clima en la región, podría estar a punto de experimentar un evento raro e impactante: su desdoblamiento en dos partes. Este fenómeno, que no se ha observado desde 2002, podría tener consecuencias significativas para el clima en áreas como Australia, Nueva Zelanda y Sudamérica.

Durante el invierno en el hemisferio sur, el vórtice polar actúa como un poderoso remolino de vientos que gira alrededor del Polo Sur. Este remolino mantiene el aire extremadamente frío concentrado sobre la Antártida. También sirve como una barrera que impide que el aire más cálido del norte invada la región polar. La estabilidad de este vórtice es crucial para mantener las temperaturas gélidas en la Antártida y preservar su ambiente helado.

Sin embargo, en las últimas semanas, el vórtice ha mostrado signos preocupantes de inestabilidad. Según la revista New Scientist, los científicos han observado una disminución notable en la velocidad del viento dentro del vórtice, que ha caído de 300 a 230 kilómetros por hora a mediados de julio. Este cambio ha alterado la dinámica del vórtice, aumentando el riesgo de que se divida en dos.

Detalles y consecuencias del fenómeno

La división del vórtice polar ocurre cuando el remolino de vientos pierde su estabilidad y se fractura en dos remolinos más pequeños. Este fenómeno, conocido como calentamiento repentino de la estratosfera, provoca una inversión en la dirección de los vientos y puede tener un impacto significativo en el clima global. Si el vórtice se divide, el aire polar extremadamente frío podría ser empujado hacia regiones como Australia, Nueva Zelanda y Sudamérica, trayendo consigo un clima inusualmente frío. Al mismo tiempo, el aire más cálido podría desplazarse hacia la Antártida, provocando un aumento de las temperaturas en el continente.

Este escenario no es solo teórico. En 2002, el vórtice polar antártico se dividió en dos, lo que provocó un colapso prematuro del sistema y alteró drásticamente las condiciones climáticas en la región. Desde entonces, ha habido otros años en los que el vórtice polar estuvo cerca de dividirse. Pero ninguno ha replicado completamente las condiciones extremas de 2002. Las similitudes entre la situación actual y la de aquel año han puesto a los científicos en alerta.

Si el vórtice polar finalmente se divide, es probable que se produzcan inviernos más fríos de lo habitual en varias regiones del hemisferio sur. Además, de la posibilidad de eventos climáticos extremos como nevadas inusuales o temperaturas significativamente más bajas que el promedio. Por otro lado, la llegada de aire más cálido a la Antártida podría desencadenar una ola de calor en el continente. Lo que podría afectar gravemente los ecosistemas antárticos y acelerar el derretimiento de los glaciares y las capas de hielo.