Cómo reconocer una arritmia cardíaca: qué hacer y quiénes son más propensos a sufrirla
El jueves pasado, durante un partido entre Nacional de Uruguay y San Pablo, el futbolista uruguayo, Juan Izquierdo, sufrió un colapso en pleno juego. Lo que lo llevó a ser trasladado de urgencia a un hospital en Brasil, donde terminó falleciendo este martes. Los médicos que lo atendieron informaron que Izquierdo ingresó con un «paro cardíaco de origen indeterminado, secundario a una arritmia». Y generó gran preocupación en la sociedad.
El Dr. Mario Fitz Maurice, jefe de Arritmias del Hospital Rivadavia de Buenos Aires, destacó la falta de conciencia sobre los riesgos asociados a las arritmias. «Es fundamental que los adultos realicen una consulta médica al menos una vez al año, donde un profesional pueda indicar un chequeo cardíaco«, afirmó. Fitz Maurice también subrayó que quienes corren mayor riesgo son aquellos con hipertensión no tratada, colesterol alto, diabetes, enfermedades cardiovasculares crónicas, consumo de alcohol y tabaco, y antecedentes familiares.
Qué es una arritmia
Una arritmia es una alteración en el ritmo cardíaco, que puede manifestarse como latidos más rápidos o más lentos de lo normal. Esta condición se origina por una disfunción en el impulso eléctrico o en la conducción dentro del corazón, según la Fundación Cardiológica Argentina. Las arritmias se dividen en dos categorías principales: ventriculares y supraventriculares. Las primeras ocurren en los ventrículos, las cámaras inferiores del corazón, mientras que las segundas se producen en las aurículas, las cámaras superiores.
Además, las arritmias se clasifican según la velocidad del ritmo cardíaco: la bradicardia se refiere a una frecuencia cardíaca inferior a 60 latidos por minuto, mientras que la taquicardia describe una frecuencia superior a 100 latidos por minuto. La fibrilación, considerada la forma más grave de arritmia, consiste en latidos rápidos y descoordinados, con contracciones desorganizadas de las fibras musculares del corazón.
Quiénes están en mayor riesgo de sufrir arritmias
Las personas con factores de riesgo como el consumo de tabaco, alcohol, cafeína y estimulantes, así como aquellos con hipertensión no controlada, un índice de masa corporal superior a 30, niveles elevados de glucosa y apnea del sueño, tienen un mayor riesgo de desarrollar arritmias. Además, ciertas condiciones médicas, como enfermedades cardíacas, hipertensión y hemocromatosis, también pueden favorecer el desarrollo de esta condición.
Qué causa una arritmia: síntomas y qué hacer en un caso así
Algunas arritmias son congénitas, es decir, presentes desde el nacimiento. Sin embargo, diversos factores externos, como el estrés, la cafeína, el tabaquismo, el alcohol y ciertos medicamentos, pueden alterar el ritmo cardíaco, provocando arritmias.
Los síntomas de una arritmia pueden variar en función de su gravedad, frecuencia y duración. En algunos casos, no se presentan síntomas, mientras que en otros, las arritmias pueden manifestarse a través de palpitaciones, mareos, dolor torácico, pérdida de conciencia y disnea (falta de aire).
Ante la aparición de síntomas que sugieran una arritmia, es crucial llamar al 107 o al número de emergencias médicas local, según recomienda la Fundación Cardiológica Argentina. Los profesionales de emergencias están capacitados para evaluar y actuar rápidamente, pudiendo indicar el traslado al hospital para recibir el tratamiento adecuado.
Tratamiento de la arritmia
El tratamiento de una arritmia depende de su tipo y gravedad. En algunos casos, no se requiere intervención, mientras que en otros, se pueden utilizar medicamentos, cambios en el estilo de vida, terapias, dispositivos o cirugía para controlar la condición. Según la Clínica Cleveland, los fármacos antiarrítmicos son una opción común para convertir la arritmia en un ritmo normal o prevenir su aparición.
No tratar una arritmia puede llevar a complicaciones serias que afecten al corazón y al cerebro. Entre estas complicaciones se encuentran la insuficiencia cardíaca, problemas cognitivos, accidentes cerebrovasculares y, en casos graves, el paro cardíaco súbito. Además, en recién nacidos con arritmias hereditarias, existe un mayor riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL).