Un jugador de 23 años dejó el fútbol para salvarle la vida a su madre. A meses del partido de su vida, hoy ambos están recuperados y él está por volver a jugar. El joven se llama Robert Peric-Komsic, es bosnio y en marzo de este año, cuando todavía no había cumplido los 23, dejó de lado su presente como delantero del HNK Cibalia Vinkovci de la Segunda División de Croacia.

El motivo fue someterse a una cirugía, donde le extirparon el 70% del hígado, que posteriormente fue trasplantado a su madre Ljiljana. Según contó el propio Peric-Komsic, hace 13 años que su madre está enferma y transitó tres procesos de trasplante de distintos donantes, todos rechazados por su cuerpo.

La familia más cercana se convirtió en posible donante, pero tras encontrar varias incompatibilidades, solo Robert podía, por lo que tuvo que ponerle un freno a su carrera como futbolista profesional sin garantías de poder continuarla luego. «Su vida corría peligro, su estómago se estaba llenando de agua y era cuestión de días… En el momento en que supe que todas las demás opciones estaban agotadas, empaqué mis cosas y volé a Estambul. Mi misión era clara, curar a mi madre. Todo lo demás era menos importante o completamente sin importancia», aseguró. 

Más de cuatro meses después del trasplante, Ljiljana se sigue recuperando con su tratamiento de medicación y Robert está listo para volver a jugar al fútbol. «Todos mis hallazgos son normales, el hígado se regeneró casi por completo dos meses después de la cirugía. Creo que jugaré un partido por los puntos muy pronto», expresó.

Luego, cerró: «Huyendo de alguna historia de heroísmo, hice lo que creía que haría cualquier persona que creció en una familia funcional. Mi madre me dio la vida y yo se la extendí, finalmente consiguió una nueva vida después de 13 años de dura lucha«.