El tatuaje se convirtió en una tendencia a nivel mundial y Tucumán no es la excepción. Hoy, el rango de edad para tatuarse es de 18 a 70 años, sin extractos, situación que se replica en todos los ámbitos sociales. Lo cierto es que con la ayuda de internet y las redes sociales, el tatuaje hoy esta más naturalizado y con menos tabúes sobre edades o géneros.

Si partimos de la historia, podemos decir que las culturas más antiguas ya recurrían al tatuaje usando las espinas de las plantas y tintas vegetales, aunque hay estudios que aseguran que este arte es más antiguo, Ötzi era una momia con 61 tatuajes, que data desde el año 3.250 A.C. Con el tiempo, las técnicas evolucionaron, se desarrollaron más las tintas y las agujas.

Maximiliano Corbalán, más conocido como «Yandel«, es tatuador y fundador de uno de los estudios de tatuaje más reconocidos en nuestra provincia. En Malas Influencias lo acompañan otros cinco tatuadores más. El nombre se gesta por la idea de un amigo, debido a la influencia en la gente que con el tiempo se convierten en clientes. Por allí pasaron muchos de la farándula, entre ellos Los Bybys, Gladis «La Bomba», Lucas Diarte (jugador de San Martín), Pablo Hernández (jugador de independiente), otros influencers y políticos.

Yandel tiene 34 años, lleva 12 años en la profesión y su primer tatuaje lo hizo con apenas 14 años. «Toda mi vida dibujé, comenzaba mi adolescencia cuando vi a mi vecino con una maquina de tatuajes y recuerdo que corrí a mi casa para fabricar una propia», expresó para VoVe. El tatuador nos cuenta que a pesar de su larga trayectoria no dejan de sorprender las ideas con la que lo visitan sus clientes.

Desde la experiencia de una clienta que arrancó un helecho del estudio y le pidió que se lo tatuara, hasta el de otros que llegan con ideas de tatuajes minimalistas simplemente porque les gusta como queda. La mayoría llega con ideas al estudio y terminan de definir en el estudio el diseño final. «Se coordina con el cliente según su gusto y obviamente el del tatuador, la conformidad de todos al final es más gratificante», agregó.

«Las recomendaciones que puedo dar es que por una cuestión de salud elijan a la persona por sus trabajos de referencia más que por el costo. Asegurarse de que cumpla con los protocolos de bioseguridad, ya que el tatuaje en si es un lastimado y se debe cuidar como tal», culminó el artista en piel.

Basta con salir a la calle, levantar la mirada y encontrar a simple vista una persona con alguna parte del cuerpo tatuada. Los abuelos plasman en su piel algún símbolo significativo con los nietos, o familias completas lo hacen con la finalidad de poner un sello de tinta a la relación afectiva. No importa el tamaño, la edad, o el diseño que uno elija, hoy la tendencia es ser libre y real, el tatuaje se debe sentir como una obra de arte sobre la piel.