La jugada estratégica de la vicepresidente Victoria Villarruel para lograr el congelamiento de las dietas de senadores
La vicepresidente de la Nación, Victoria Villarruel, logró concretar una jugada estratégica en el Senado que tuvo un fuerte impacto en el futuro de los sueldos de los legisladores. Tras una serie de gestiones y presentaciones realizadas por diferentes bloques parlamentarios, Villarruel firmó una resolución que prorroga el congelamiento de las dietas de los senadores hasta el 31 de marzo de 2025. Esto implica que, al menos hasta ese momento, no se ajustarán los salarios de los legisladores, y cualquier decisión futura sobre el tema dependerá de las deliberaciones del recinto.
Esta resolución fue el resultado de varias gestiones, entre las cuales se destacan las presentaciones de misivas enviadas por jefes de diferentes bancadas, como La Libertad Avanza, el PRO, Provincias Unidas, los misioneros renovadores no massistas, y el aliado oficialista Francisco Paoltroni. Curiosamente, la bancada kirchnerista no se sumó a esta iniciativa. Villarruel expresó su satisfacción en la red social X, destacando que diversos bloques adhirieron a su solicitud y que su intención es que el Senado acompañe al esfuerzo que está realizando el pueblo argentino en un momento económico complicado.
La génesis del conflicto por las dietas de los senadores
Para comprender el conflicto que se resolvió este jueves, es necesario remontarse a abril del año pasado, cuando los sectores oficialista y opositor acordaron un nuevo sistema de dietas para los senadores. Este sistema fijó las dietas en 2.500 módulos, más un adicional de 1.000 por gastos de representación y 500 por desarraigo, lo que resultó en una cifra considerablemente alta para los legisladores. Solo cuatro senadores no recibieron este adicional por desarraigo. A lo largo de 2024, las dietas aumentaron aún más, con la inclusión de un bono de aguinaldo de $2,5 millones, que, con el último ajuste, se saldó en los primeros días de enero.
La situación se volvió más tensa en la Cámara Alta cuando, en respuesta a las fuertes críticas generadas por un aumento del 6,6% para los empleados legislativos, los senadores decidieron anular el ajuste y congelar sus dietas hasta el 31 de diciembre de 2024. Este congelamiento fue ratificado por una votación unánime en la Cámara Alta, con 65 adhesiones a favor. Este gesto intentó calmar las aguas ante las crecientes críticas tanto de empleados como de gremios legislativos, quienes se vieron afectados por la disparidad entre sus aumentos salariales y los de los senadores.
El acuerdo y las tensiones con la Casa Rosada
La última resolución firmada por Villarruel no solo resolvió temporalmente la cuestión de las dietas, sino que también desactivó un posible enfrentamiento con la Casa Rosada. En noviembre de 2024, la presión por los aumentos salariales de los senadores había alcanzado su punto máximo, y el Congreso aprobó una paritaria con una suba de 6,13% para los empleados estatales. Sin embargo, esta suba no se aplicó a los senadores, quienes ya tenían el congelamiento vigente. Esta diferencia de tratamiento intensificó las críticas hacia los gremios legislativos y aumentó la presión sobre la vicepresidente.
Con la prórroga del congelamiento, la cuestión quedó calmada hasta el 31 de marzo de 2025, y será en ese mes cuando los senadores tendrán que tomar nuevas decisiones sobre las dietas y los aumentos correspondientes. Este acuerdo, aunque solo temporal, permite que el tema quede fuera de la agenda inmediata, aliviando así las tensiones tanto internas en el Senado como con el Gobierno.
Un futuro incierto y el desafío para la vicepresidente
Sin embargo, la resolución de Villarruel solo ofrece una solución parcial. A partir de abril de 2025, el tema de las dietas será nuevamente un tema de debate en el Senado, y si bien los bloques han mostrado consenso por el momento, no se puede descartar que surjan nuevas tensiones con la Casa Rosada o entre los propios senadores. La vicepresidente, que ya ha mostrado su disposición a mediar en estas cuestiones, tendrá que gestionar con cautela los próximos pasos, buscando un equilibrio entre la necesidad de ajuste fiscal y las demandas internas del Senado.