En medio de las continuas alzas en los insumos y materias primas, el precio del pan ha experimentado incrementos constantes en los últimos tiempos. Ante esta situación, los diferentes actores económicos de la provincia se preguntan sobre el futuro. Cómo se proyecta el valor del producto en la provincia de Tucumán en los próximos días.

Pablo Albertus, presidente del Centro de Industriales Panaderos de Tucumán, ofreció su perspectiva sobre la situación actual del sector. Señaló que, si bien hubo un aumento de precios en los primeros días del año, actualmente se observa un alza en las materias primas, aunque no tan pronunciada como la experimentada en diciembre y enero. Destacó que el consumo se ha contraído, generando una cierta estabilización en la oferta y la demanda de materias primas.

En relación a los costos, mencionó que el precio de la harina se mantiene en un rango de 9.500 a 12.000 pesos, dependiendo de la calidad y la marca. No obstante, indicó que el tema del flete ha experimentado un fuerte incremento. Albertus expresó que están gestionando la posibilidad de obtener tarifas diferenciales para luz y gas. Aunque la situación se complica debido a las disputas entre provincias y el Gobierno nacional.

Respecto al desempeño del sector en los primeros meses del año, señaló que en enero las ventas fueron positivas una comparación interanual. Atribuyéndolo al hecho de que muchas personas no salieron de vacaciones durante la primera quincena y permanecieron en la región. Sin embargo, en febrero se observó una disminución en las ventas, aproximadamente del 30%, relacionada con las vacaciones de la gente y las altas temperaturas.

Albertus hizo hincapié en las dificultades que enfrentan muchas panaderías, especialmente con las tarifas eléctricas que considera prácticamente impagables. Ante esta situación, anticipó que podrían ser necesarios pequeños ajustes en los precios de los productos para hacer frente a los costos de producción y mantener la estructura de sueldos e impuestos. También destacó un desfasaje en el precio del pan, que según él debería rondar los 3.000 pesos, pero se han retrasado los ajustes para mantener la capacidad de venta y retener a los clientes en medio de la inflación, que catalogó como «el peor mal que tenemos». Concluyó sugiriendo que, aunque no será inmediato, es probable que se realice un ajuste para fin de mes o principios del próximo mes.