La urbanización genera un impacto directo en las temperaturas de las ciudades, creando un fenómeno conocido como el «efecto isla de calor urbano». Este fenómeno se produce porque las áreas urbanas tienden a ser más cálidas que sus alrededores rurales debido a la concentración de infraestructuras y la actividad humana.

Un estudio reciente llevado a cabo por investigadores en Estados Unidos ha revelado otra consecuencia de este fenómeno. Y es que las ciudades no solo son más cálidas, sino que también reciben más lluvias que las áreas rurales. Este hallazgo, publicado en la revista PNAS, surge del análisis de datos en más de 1.000 ciudades en todo el mundo.

De acuerdo con los investigadores, más del 60% de las ciudades analizadas registran más precipitaciones que las áreas rurales cercanas. Un ejemplo destacado es Houston, que recibe casi 25,5 milímetros más de lluvia anual que sus zonas rurales circundantes. Lo que tiene implicancias importantes, como un aumento en las inundaciones repentinas en zonas urbanas densamente pobladas.

El fenómeno de la variación de precipitaciones en las ciudades no es nuevo, pero este estudio es el primero en abordar la cuestión a escala global. Según Xinxin Sui, una de las autoras, las ciudades en climas más cálidos y húmedos tienden a tener mayores anomalías. Especialmente, en las precipitaciones que las ubicadas en zonas frías y secas.

Los investigadores atribuyen esta tendencia a varios factores, como la presencia de edificios altos que ralentizan los vientos y favorecen la formación de nubes sobre las ciudades. La población también desempeña un papel crucial. Ya que ciudades más densamente pobladas generan más calor, lo que a su vez contribuye a la formación de lluvias.