Los sueños recurrentes, especialmente aquellos con connotaciones negativas, han intrigado a expertos por décadas. Estos patrones oníricos reflejan, en muchos casos, el impacto emocional de situaciones adversas, aunque no necesariamente están limitados a momentos de trauma colectivo. Según un artículo publicado por Scientific American, con aportes de destacados especialistas, estos sueños son un fenómeno común que puede afectar a personas en diferentes etapas de la vida.

El especialista Michael Schredl, del Instituto Central de Salud Mental en Alemania, explicó que los sueños a menudo exageran emociones o eventos cotidianos, incluso aquellos aparentemente insignificantes. Este mecanismo, según Schredl, amplifica sentimientos de impotencia o frustración, transformándolos en experiencias oníricas intensas.

Sueños negativos y crisis globales

Investigaciones recientes han señalado que los contextos de crisis global, como la pandemia de COVID-19, aumentaron significativamente la incidencia de sueños de tono negativo. Durante los primeros meses de la emergencia sanitaria, muchas personas reportaron sueños relacionados con el miedo, la enfermedad y la muerte.

Deirdre Leigh Barrett, investigadora de sueños y autora del libro Pandemic Dreams, recopiló más de 15.000 relatos oníricos durante la pandemia. Entre los temas más recurrentes se encontraron imágenes de seres queridos falleciendo, enjambres de insectos y desastres naturales, como tsunamis. Según Barrett, estos sueños simbolizan la sensación de estar abrumado y reflejan el impacto emocional de un trauma colectivo.

La ciencia detrás de los sueños recurrentes

El fenómeno de los sueños recurrentes tiene explicaciones basadas en la psicología y la neurociencia. Según los expertos, uno de los factores clave es el sesgo de negatividad, una predisposición evolutiva que lleva al cerebro a enfocarse más en eventos o emociones negativas que en las positivas. Durante el sueño, la disminución de la actividad en áreas responsables del pensamiento lógico permite que las emociones tomen el control, transformando los eventos diarios en narrativas oníricas.

La hipótesis de continuidad sostiene que los sueños reflejan lo que ocurre en la vida diaria. Así, si una persona no procesa adecuadamente sus emociones mientras está despierta, su mente intentará hacerlo mientras duerme, generando sueños repetitivos cargados de ansiedad o temor.

Estrategias para gestionar los sueños negativos

Aunque los sueños recurrentes de naturaleza negativa son comunes, existen herramientas para reducir su frecuencia o intensidad. Una de las más efectivas es la terapia de ensayo de imágenes, que consiste en imaginar conscientemente un desenlace positivo para el sueño antes de dormir. Esta técnica puede ayudar a reconfigurar el contenido de los sueños.

Por otro lado, la psicóloga Nirit Soffer-Dudek, de la Universidad Ben-Gurión del Néguev, destacó la importancia de la higiene del sueño. Establecer horarios regulares para dormir, evitar pantallas antes de acostarse y reducir el consumo de estimulantes como la cafeína o el alcohol son prácticas esenciales para mejorar la calidad del descanso. Además, la experta recomendó delimitar claramente el tiempo de vigilia y el de descanso, para evitar que las preocupaciones diurnas invadan el mundo onírico.

Una mirada a la mente humana

Los sueños recurrentes, aunque perturbadores en muchos casos, ofrecen una perspectiva única sobre cómo la mente humana procesa emociones y experiencias. Investigaciones como las de Schredl y Barrett han iluminado aspectos clave de estos patrones oníricos, permitiendo a los expertos entender mejor el vínculo entre la vida cotidiana y el mundo de los sueños. Aunque aún quedan incógnitas por resolver, es innegable que estos fenómenos son una herramienta valiosa para explorar las profundidades de nuestra psique.