Luego de sucesivos aumentos que superaron el 140% implementados por las petroleras desde noviembre, el consumo de combustibles en Argentina experimentó una caída promedio del 20% en todo el país, según fuentes del sector. La desregulación de los precios, impulsada por el gobierno de Javier Milei, contravino las subas planificadas por la gestión anterior de Alberto Fernández. La estrategia liderada por el entonces ministro de Economía, Sergio Massa, buscaba que las empresas ajustaran los valores por debajo de la inflación general. A cambio de beneficiarse con el congelamiento del impuesto a los combustibles.

Guillermo Lego, gerente general de la Confederación de Entidades de Comercialización de Hidrocarburos y Afines (CECHA), informó que, desde mediados de diciembre hasta la fecha, las estaciones de servicio en varias provincias comunicaron una caída generalizada del 20% en el consumo de combustibles. Sobre el futuro de los aumentos en las próximas semanas, Lego evaluó que podrían darse mediante dos mecanismos. La actualización de la carga impositiva sobre la nafta y el gasoil, y la convergencia entre el barril criollo y el crudo internacional.

En cuanto al primer mecanismo, el congelamiento del impuesto a la nafta sin plomo, la nafta virgen y el gasoil, dispuesto por Massa el 1 de noviembre de 2023, finalizará el 1 de febrero. La última actualización de este gravamen ocurrió en el segundo trimestre de 2021. Lego explicó que el ajuste impositivo podría significar un aumento de entre el 8% y el 10% en los precios actuales. Y, por ende, en el costo para los consumidores.

Por otro lado, la liberalización de las normativas del sector eliminó el barril criollo. Y también la diferencia entre este y el crudo internacional tiende a desaparecer. Lego destacó que, ahora, el productor cobrará al refinador aproximadamente el valor internacional menos los costos asociados. Sugiriendo la posibilidad de un reajuste en ese aspecto.