La siesta es una práctica arraigada en diversas culturas, siendo especialmente popular en regiones con climas cálidos y en contextos mediterráneos o latinoamericanos. Este breve descanso post-almuerzo busca brindar relax y revitalización para encarar la jornada con más energía y atención.

Investigaciones científicas han demostrado los beneficios de la siesta cuando se realiza de manera adecuada. Mejora la atención, la memoria, reduce el estrés y el riesgo de enfermedades cardiovasculares. En Argentina, esta costumbre es común, especialmente en provincias del norte y en entornos rurales con horarios flexibles.

Según estudios, la siesta ideal para adultos debe durar entre 20 y 30 minutos. La NASA y la Junta de Seguridad en el Transporte de EE. UU. determinaron que 26 minutos de siesta incrementan el rendimiento y la alerta en un 34% y 54%, respectivamente.

Consejos para una siesta efectiva

  1. Momento adecuado: después del almuerzo, entre las 13 y 17 horas, aprovechando la disminución natural en los ritmos circadianos.
  2. Evitar siestas tardías: pueden interferir con el sueño nocturno si se extienden más allá de las 17 horas.
  3. Ambiente propicio: tranquilo, oscuro y con temperatura agradable para inducir el sueño más rápido.
  4. Duración controlada: entre 20 y 30 minutos para evitar entrar en sueño profundo y despertar con sensación de somnolencia.
  5. Alarma y horario regular: establecer una alarma y mantener horarios regulares de siesta para mejorar la calidad del sueño.

Siguiendo estos consejos, la siesta puede convertirse en una aliada para la salud y el bienestar, proporcionando un impulso de energía y concentración para afrontar el resto del día. La Fundación del Sueño de los Estados Unidos coincide en este punto, recomendando una siesta de unos 20 a 30 minutos para adultos. Esta duración controlada ayuda a evitar los efectos negativos de un sueño profundo durante el día, manteniendo un equilibrio en el ciclo de sueño y vigilia.