El salto de la inflación al 6,6% en febrero tomó al Gobierno por sorpresa. Así como también a las consultoras privadas, que veían entre sus proyecciones cifras más cerca del 6% que del 6,5%. Por esta razón, ajustaron sus proyecciones de inflación al alza en la zona del 7%. Esta cifra conjuga la desaceleración de los precios de los alimentos, en especial en supermercados.

Pasar de 28 días a 31 implica contabilizar más días en los que los precios siguieron avanzando y, por lo tanto, más subas abarcadas durante el período de referencia. De este modo, la tasa de inflación sería la más alta de los últimos siete meses. Incluso igualando o superando a la de agosto del año pasado, lo que dejaría la marca interanual en el 102,9%.

La economista Lorena Giorgio, de Equilibra explicó que este modelo captura mejor la inflación núcleo que las variaciones estacionales. “Cuando sumamos los efectos estacionales que pesan más fuerte en marzo, nos da 7% la inflación del mes”, expresó. En la misma línea, Camilo Tiscornia, de C&T Asesores Económicos, dijo que “marzo es estacionalmente un mes de alta inflación. Esto responde al inicio de clases, que se refleja en educación, y el inicio de la nueva temporada, que impacta en indumentaria. Educación lideró las subas en marzo 2023, con 14,9%«.

Santiago Manoukian, de Ecolatina, la medición de alimentos y bebidas quedó un punto por debajo de la de C&T y Equilibra, con 6,9%. “Nuestro IPC Core no controlado subió en línea con el promedio, mientras que la medición más asociada el consumo masivo marcó un aumento del 6,2%”. Por lo pronto, para ayudar a desacelerar los precios, el Gobierno postergó la suba del impuesto a los combustibles que debía comenzar a regir este primero de abril para el mes de julio.