El Índice de Masa Corporal (IMC) es una fórmula ampliamente utilizada para evaluar la relación entre el peso y la altura. A lo largo de los años, ha sido una herramienta clave para determinar si una persona tiene un peso saludable, sobrepeso o es obesa. Sin embargo, esta métrica ha sido cada vez más cuestionada por su incapacidad para considerar variables importantes, como la distribución de la grasa corporal, la masa muscular y otros factores.

Uno de los puntos más criticados del IMC es que no distingue entre el peso proveniente de la grasa y el que proviene del músculo. Esto puede llevar a clasificaciones erróneas, como la que se presenta en el caso de atletas de élite. Los cuales, a pesar de tener un porcentaje bajo de grasa corporal, son etiquetados como obesos. Un ejemplo notable es el de la jugadora de rugby olímpica Ilona Maher, cuyo IMC la coloca en la categoría de obesidad a pesar de su alto rendimiento físico.

Además, el IMC fue desarrollado hace casi 200 años y se basó en datos limitados de hombres blancos, lo que deja de lado las variaciones raciales, étnicas y de género. Incluso la Asociación Médica Estadounidense ha reconocido que el IMC es una medida imperfecta.

El índice de redondez corporal como nueva métrica

Para solucionar estas limitaciones, se ha propuesto el Índice de Redondez Corporal (IRC). Una métrica que mide lo «redondo» de una persona al tomar en cuenta la altura y la circunferencia de la cintura, sin considerar el peso. Esta fórmula permite una mejor estimación de la obesidad central y de la grasa abdominal. Factores directamente relacionados con enfermedades como la diabetes tipo 2, la hipertensión y las enfermedades cardíacas.

Un estudio publicado en JAMA Network Open indicó que las puntuaciones más altas del IRC, especialmente por encima de 6,9, se asocian con un mayor riesgo de mortalidad por enfermedades cardíacas y cáncer. Mientras que puntuaciones inferiores a 3,41 también representan un mayor riesgo, reflejando posibles problemas de malnutrición o pérdida de masa muscular.

Limitaciones del IMC y la importancia de la grasa abdominal

A diferencia del IMC, el IRC proporciona una visión más precisa de cómo la grasa se distribuye en el cuerpo, un factor clave. Ya que la grasa abdominal es un peligro particular para la salud al rodear órganos vitales como el corazón y el hígado, contribuyendo a condiciones graves como la resistencia a la insulina. Este exceso de grasa visceral ha sido descrito por expertos como un «asesino silencioso».