La inflación acelerada de las últimas semanas transformó a los billetes de $1.000 y $2.000 en un problema. Cualquiera que desee hacer una transacción en efectivo deberá contar con fajos de billetes abultados. Y no se trata solo de compras de objetos de valor o de transacciones financieras. La situación se repite hasta con las compras mínimas, como ir a la carnicería o al almacén del barrio. En el caso de grandes cantidades en supermercados, la situación se agudiza aún más.

La nueva administración, encabezada por Jorge Bausili, llega con objetivos e ideas nuevas al Banco Central. Una de las primeras es la férrea decisión de poner fin a los problemas de los billetes. Para esto, se habría decidido emitir billetes de $20.000 y $50.000, aunque es posible que se incluyan también los de $5.000 y $10.000.

La idea es mejorar las transacciones en efectivo, pero sin emitir moneda. También se pretende reemplazar billetes circulantes de baja denominación por unas de mayor. Esto reduciría drásticamente los servicios de logística que tanto cuestan al erario público. El transporte, resguardo y mantenimiento de los cajeros automáticos, se encuentran en situación crítica ante la gran cantidad de billetes que se requieren para transacciones mínimas.

El titular del BCRA ya le habría anticipado a los grandes bancos el inicio del proceso para la nueva emisión de alta denominación. «Lo hará porque la inflación está haciendo caducar los papeles de $1.000 pesos, que solo valen un dólar y no alcanzan ni para comprar un buen litro de aceite», expresó una alta fuente bancaria. Los nuevos billetes comenzarían a circular en el mes de marzo.