Las preocupaciones del mercado, y del equipo económico, apuntan al recalentamiento de las variables financieras en febrero. Lo cierto es que enero presenta algunos desafíos no menores, especialmente en materia de pagos de deuda internacional. El exigente calendario se muestra inexorable y sin dilaciones, tanto con acreedores extranjeros como con los organismos multilaterales.

El derrotero comenzará el martes 9 de enero, cuando en las cuentas de los bonistas que aceptaron el canje para reestructurar la deuda en septiembre de 2020 se acredite el pago de cupones por unos USD 1.600 millones. El Banco Central (BCRA) cuenta con reservas netas en terreno ampliamente negativo y que recién en las últimas tres semanas comenzó a recuperarse. La cifra es más que importante ya que, junto con el flujo de pagos que se calcula para los importadores, unos USD 600 millones durante el mes. Lo que significa que, prácticamente se insumirían los dólares acumulados.

Existe, al menos, un atenuante: si bien el pago a los acreedores deberá realizarse por el importe total, lo cierto es que el impacto para las reservas será sólo de unos $800 millones. Esto porque el 50% de la tenencias de los títulos cuya tenencia hay que abonar está en poder del propio Estado. A través mayormente del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSES, pero también de bancos públicos y otros organismos estatales, además del propio Banco Central. Aun así, aunque no son muchos, tampoco son pocos dólares para la entidad.

Pago de deudas

Las cuentas pendientes son pesadas y exceden la planilla de cálculos. Esto porque durante el mes existen otros vencimientos por más de USD 2.300 millones, cuya suerte está sujeta a la madre de todas las negociaciones con la comunidad financiera internacional. En enero hay que pagarle al FMI USD 1.900 millones. Si bien hubo contactos con las autoridades y el staff técnico, incluso con funcionarios del Tesoro norteamericano que visitaron la Argentina hace pocos días, las negociaciones formales ni siquiera se han iniciado.