La falta de un descanso adecuado puede tener serias repercusiones en la salud y el bienestar de los niños, afectando su rendimiento escolar de manera significativa. Dormir bien es esencial para cualquier persona, pero en el caso de los más pequeños, la ausencia de un sueño reparador puede comprometer su sistema inmunológico, su crecimiento, y especialmente su desarrollo mental.

La Academia Estadounidense de Medicina del Sueño destaca que el sueño de calidad, junto con la nutrición y el ejercicio, es uno de los tres pilares fundamentales para una vida saludable. A pesar de esto, la Academia Estadounidense de Pediatría señala que entre el 25% y el 50% de los niños y el 40% de los adolescentes en Estados Unidos tienen dificultades para dormir. Este problema no es exclusivo de Norteamérica. En México, un informe de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) reveló que los problemas de insomnio en los niños se agravaron durante la pandemia de COVID-19, en gran parte debido a una mala higiene del sueño.

Opiniones de expertos

Selenne Verde Tinoco, especialista de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM, explica que el insomnio en los niños se debe principalmente al uso inadecuado de dispositivos electrónicos antes de dormir. Esta mala higiene del sueño puede tener un impacto directo en el rendimiento académico de los estudiantes, tanto en la niñez como en la adolescencia. Según el Observatorio del Tec de Monterrey, una mala calidad del sueño afecta áreas críticas del desarrollo cognitivo y emocional. Erosionando así, las bases del aprendizaje y la memoria.

El doctor Adalberto González Astiazarán, neurólogo pediatra del Centro Médico ABC, advierte que cuando un niño duerme menos de 10 horas, es probable que al día siguiente se muestre distraído, irritable y menos tolerante, lo que puede llevar al aislamiento social. Esta falta de descanso afecta directamente la atención y concentración en clase, habilidades cruciales para el aprendizaje diario. Los estudiantes que no duermen bien suelen desconectarse en clase, cometer errores con mayor frecuencia y tener dificultades para retener nueva información. Esto se refleja en un menor rendimiento en exámenes y tareas escolares.

Además, el insomnio está relacionado con problemas emocionales y de comportamiento. Los adolescentes que no duermen lo suficiente pueden experimentar cambios de humor, irritabilidad y problemas de autocontrol. Lo que puede desencadenar comportamientos conflictivos en el aula y una menor motivación para realizar tareas escolares.

Cómo remediarlo

El Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos publicó un estudio que demuestra que la irregularidad en los patrones de sueño. Como por ejemplo, dormir poco durante la semana y tratar de compensar los fines de semana. Esto se asocia con un rendimiento inferior en competencias como la resolución de problemas y la planificación.

Es importante destacar que el insomnio puede tener un impacto diferencial entre géneros. Las niñas parecen experimentar un mayor efecto negativo del insomnio en su rendimiento académico en comparación con los niños. Lo cual podría estar relacionado con patrones de sueño diferentes entre ambos géneros. A largo plazo, la falta de sueño también puede aumentar el riesgo de obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares.

Para evitar estos problemas, es crucial que los estudiantes mantengan rutinas de sueño regulares y adecuadas. Optimizando así su capacidad de aprendizaje y su rendimiento académico. Fomentar hábitos de sueño saludables desde la infancia es una estrategia efectiva para prevenir problemas de rendimiento en la adolescencia y en etapas posteriores.