«Speedwatching»: por qué escuchar audios o ver videos acelerados puede afectar la salud mental
Una costumbre muy actual es reproducir los audios de WhatsApp de forma acelerada, a velocidad x1.5 o x2. Esto también ocurre con los videos, podcasts y hasta con los últimos capítulos de la serie que se desea terminar de ver. Más allá de que saltear escenas, que seguramente no sería agradable para el director del filme, no es igual ver el producto acelerado que completo.
Esta tendencia reciente, conocida por su término en inglés, speedwatching, es mucho más frecuente entre los jóvenes y adolescentes. Aunque todos los sectores de la población suelen recurrir a ella.
La doctora María Paula Castro, psicóloga del Servicio de Salud Mental del Hospital Universitario Austral brindó declaraciones. “El speedwatching surge como un síntoma de la cultura de la inmediatez en la cual los tiempos de espera desesperan. Vivimos en un mundo con sobredosis de información atractiva, lo que nos genera ansiedad y deseamos absorber la mayor cantidad de esa información en el menor tiempo posible”.
De acuerdo con Martín Barrera Oro, licenciado en Psicología de la UBA, expresó: ”La actual tendencia de la visualización rápida de vídeos, así como de escucha veloz de audios, podcasts, etc. es una notable transformación en la forma en la que consumimos información en los entornos digitales”. Luego, agregó: “Desde un punto de vista adaptativo los usuarios contemporáneos buscan formas de manejar está sobreabundancia de información”.
Por su lado, Sylvie Pérez, psicopedagoga y profesora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), detalló: “El speedwatching es un modelo de consumo actual que ofrece varias ventajas, aunque también tiene consecuencias. Más aún en las generaciones jóvenes que se encuentran en un periodo de formación y aprendizaje. Así como en un proceso de madurez de capacidades como la atención, la retención, la comprensión y la memoria”.
Posibles consecuencias
Para la doctora Castro, “acelerar la velocidad de reproducción de mensajes, videos o podcasts, puede ser una herramienta muy útil si pensamos en términos pragmáticos. Al acelerar el contenido y quedarnos con las ideas principales, optimizamos el tiempo y entrenamos el cerebro para incorporar estímulos a gran velocidad. Ahora bien, la velocidad puede ir en detrimento de la calidad o del detalle”.
“Puede que comprendamos una idea general, pero que perdamos detalles significativos al acelerar los tiempos de reproducción. Es muy probable que, si utilizamos esta práctica en exceso, se vean afectadas nuestra memoria y capacidad de procesamiento o comprensión profundas. Necesitamos tiempo y calma para poder incorporar información detallada y almacenarla en nuestra memoria. La velocidad altera estos procesos cognitivos. Usar esta herramienta cada tanto, para filtrar información y optimizar el tiempo, puede ser un recurso muy útil. El problema se instala cuando se convierte en una práctica habitual”, advirtió la experta.
Para Barrera Oro, esta nueva tendencia es una adaptación adecuada de los usuarios que se ha convertido probablemente en una habilidad importante que hace aprovechar al máximo la diversidad de tantos contenidos disponibles. “Últimamente están surgiendo, por ejemplo, aplicaciones para escuchar papers científicos en vez de tener que leerlos y esto responde a una clara demanda de los doctorandos que necesitan leer una cantidad interminable de papers cada fin de semana. Sin embargo, esta habilidad de consumir información de manera eficiente y rápida implica, además de la velocidad de procesamiento, la capacidad de seleccionar contenido pertinente, evaluarlo, retener la información relevante, poder tener un pensamiento crítico al respecto, y una metacognición«.