Con la llegada del verano en Argentina, las altas temperaturas generan un incremento notable en el consumo de energía eléctrica en los hogares. El uso intensivo de aires acondicionados, ventiladores y otros electrodomésticos puede no solo elevar la factura de luz, sino también provocar sobrecargas en el sistema eléctrico, derivando en cortes de luz en momentos críticos. Por ello, es esencial adoptar tecnologías y dispositivos eficientes que ayuden a reducir el consumo energético sin sacrificar el confort.

Iluminación LED: una opción eficiente y duradera

Una forma sencilla y efectiva de disminuir el consumo eléctrico es reemplazar las lámparas incandescentes y halógenas por luces LED. Las lámparas LED consumen hasta un 80% menos de energía y tienen una vida útil mucho más larga. Además de ahorrar en la factura de luz, generan menos calor, lo que contribuye a mantener los ambientes más frescos durante el verano.

Electrodomésticos de bajo consumo: inversión inteligente

Al adquirir nuevos electrodomésticos, es importante fijarse en la etiqueta de eficiencia energética. Los aparatos clasificados como A, A+ o A++ son los más eficientes y consumen menos energía para realizar sus funciones. Esto aplica a heladeras, lavarropas, aires acondicionados y otros dispositivos de uso cotidiano. Aunque su precio inicial pueda ser más alto, el ahorro en el consumo eléctrico compensa la inversión a largo plazo.

Uso eficiente del aire acondicionado

El aire acondicionado es uno de los principales responsables del aumento en el consumo eléctrico durante el verano. Para utilizarlo de manera eficiente:

  • Temperatura adecuada: configurar el equipo a 24°C es suficiente para mantener un ambiente confortable sin incurrir en un consumo excesivo. Por cada grado que se baja la temperatura, el consumo aumenta entre un 5% y un 8%.
  • Mantenimiento regular: limpiar los filtros y realizar chequeos periódicos asegura un funcionamiento óptimo y reduce el consumo energético.
  • Ambientes cerrados: mantener puertas y ventanas cerradas evita la entrada de aire caliente y la fuga del aire fresco.

Ventiladores como alternativa o complemento

Los ventiladores de techo o de pie consumen significativamente menos energía que el aire acondicionado. En días de calor moderado, pueden ser una alternativa eficaz para refrescar los ambientes. También pueden utilizarse en conjunto con el aire acondicionado para distribuir mejor el aire frío y permitir ajustar el termostato a una temperatura más alta.

Desconectar aparatos en desuso

Muchos dispositivos siguen consumiendo energía incluso cuando están apagados, lo que se conoce como «consumo en stand-by». Desenchufar cargadores, televisores, equipos de música y otros aparatos cuando no se utilizan puede representar un ahorro adicional en la factura de luz.

Aprovechar la luz natural

Durante el día, aprovechar al máximo la iluminación natural reduce la necesidad de encender luces artificiales. Mantener cortinas y persianas abiertas en las habitaciones donde no incida directamente el sol permite iluminar los espacios sin gastar energía.

Hábitos cotidianos que ayudan a ahorrar

  • Uso eficiente del lavarropas: lavar con cargas completas y utilizar programas de lavado en frío reduce el consumo de energía.
  • Planchar de forma inteligente: acumular ropa para planchar en una sola sesión y hacerlo en horarios de menor demanda energética ayuda a optimizar el uso de la plancha, uno de los electrodomésticos que más consume.
  • Cocción eficiente: utilizar tapas en ollas y sartenes disminuye el tiempo de cocción y el consumo de gas o electricidad. Apagar hornallas y el horno unos minutos antes de finalizar la cocción aprovecha el calor residual.

Refrigeración natural

  • Aislamiento térmico: mejorar el aislamiento de puertas y ventanas ayuda a mantener el hogar fresco sin depender tanto de sistemas de climatización.
  • Ventilación cruzada: abrir ventanas en lados opuestos de la casa genera corrientes de aire que refrescan naturalmente los ambientes durante las horas más frescas del día.

Adoptar tecnologías eficientes y modificar hábitos cotidianos no solo beneficia a cada hogar en términos económicos, sino que también contribuye a reducir la demanda energética general. Esto es especialmente importante durante el verano, cuando el sistema eléctrico puede sobrecargarse debido al alto consumo, provocando cortes de luz que afectan a toda la comunidad.