Presupuesto 2025: el análisis de un economista frente al desafío de un «equilibrio fiscal»
En el día de ayer, el presidente Javier Milei presentó ante el Congreso de la Nación el proyecto del Presupuesto 2025. El mandatario mostró los ejes del financiamiento económico para las cuentas públicas durante el año entrante. En ese sentido, resaltó que buscará defender el «equilibrio fiscal» mediante un programa basado en el «cepo al Estado», basado en mayores limitaciones al sector público y al gasto político. La propuesta deberá ser estudiada y aprobada por diputados y senadores.
Durante una entrevista para Radio Universidad, el economista Gustavo Walberg analizó los anuncios del presidente y explicó los detalles de esta nueva etapa del Gobierno en la que promete lograr superávit fiscal bajo cualquier circunstancia adversa. El analista y docente remarcó que lo de anoche se trató de un «anuncio conceptual» ya que hasta el momento no se expusieron ni analizaron números. «El objetivo del presupuesto tiene que ver con mantener el equilibrio fiscal. En principio, uno podría decir está bien. Si la carga de la deuda es algo que complica al Estado nacional, la única manera de sacarse esa carga de encima es irla pagando. La única manera de pagarla es tener superávit para poder esa abonar esa diferencia. El problema es la practicidad de cómo hacerlo, porque el presupuesto es una autorización de gastos pero es una especulación de recursos» aseguró el especialista.
Gasto contra recaudación
«Es complicado tener una certeza de cuánto es lo máximo que puede gastar el gobierno contra una apuesta de cuanto podría llegar recaudar» señaló Walberg, quien recordó las palabras del mandatario al señalar que cuando no se consiguen recursos suficientes para cubrir los gastos, entonces, el Estado solía endeudarse o emitir. «Acá vamos a hacer al revés, si no se consiguen recursos suficientes vamos a recortar el gasto», señaló Walberg. No obstante, el economista aclaró que no existen precisiones respecto a una lista de eventuales recortes.
Inversiones
Respecto a la inversiones y el nivel de confianza en el Gobierno, Walberg destacó que «la fuente más grande de inversiones hoy está en el exterior, tanto el dinero que los propios argentinos tienen afuera como el dinero de los extranjeros». «Los inversionistas ya se quemaron con Argentina. Hubo muchos que apostaron en muy buena medida durante la década del noventa con Carlos Menem. Reventaron las cosas en 2001, ahí se quemaron un poco. Apostaron nuevamente con Mauricio Macri y volvió a salir mal. Entonces la previsión de cuánto se puede conseguir con medidas como el blanqueo, por ejemplo, es cada vez menor», aseguró.
«La apuesta que hace el gobierno viene de la mano del ajuste. Ahí es donde entra la discusión del presupuesto. Necesariamente, hay que bajar impuestos, eso implica ver que gastos se pueden hacer también, que regulaciones eliminar». El economista señaló al respecto que el Gobierno «está trabajando de manera constante y prácticamente todos los días se saca alguna complicación burocrática».
Créditos bancarios
En el frente interno, el problema es, sobre todo, la carga tributaria. Cuando el Gobierno nacional puso como objetivo el déficit cero, como mínimo, lo que hizo en realidad fue liberar recursos de depósitos que hay en los bancos. Los bancos dejaron de prestarle indirectamente al gobierno nacional y quedaron con mucha capacidad prestable sin uso. Es lo que están lanzando ahora al mercado en forma de crédito. Es decir, los bancos están empezando a trabajar de bancos, pero empezando recién. Por lo tanto, no veo una rápida aparición de inversiones», señaló Walberg. «Las inversiones requieren o ahorro previo o ahorro intermediado por los bancos y todavía está complicado. Lo que sí es cierto es que no van a aparecer si no se consigue una cierta responsabilidad del manejo de las cuentas públicas. Si se la consigue van a demorar», agregó.
«Argentina tiene muy mala reputación, es lo que más perjudica a la espera de inversión y de capitales en divisas. Con inversiones me refiero justamente a lo que se traiga del exterior, además de lo que hay internamente, lo que está en los bancos, que extrañamente es mucho dinero. A pesar de los problemas del 2001 y 2008, la gente siguió depositando en los bancos». En ese sentido, el economista sostuvo que un indicio positivo, es la reactivación de créditos hipotecarios. «Son pequeñas lucecitas. Lo que sería inversión interna, es algo que en algunos sectores podría estar empezando a darse, pero no va a ser muy rápido», indicó.
El dilema de la recaudación
El economista planteó que en los últimos años, a propósito, el poder ejecutivo mandaba previsiones de recaudación menores a lo que había calculado. Según el analista, «eso iba con un artículo adicional en el presupuesto de que cualquier exceso de recaudación podía ser distribuido por el jefe de Gabinete, como a él le pareciera». «A propósito, subvaluaban la recaudación para que le sobrara dinero para usar políticamente. Yo espero que no se repita y que los excesos de recaudación sirvan para cubrir inversión pública en una lista de prioridades ya confeccionada o que se reflejen en mayores bajas de impuestos», señaló. «De nuevo, eso depende del Congreso. Eh creo que ahí hay mucho que deberían ponerse responsables los legisladores para evitar el juego ese de subestimar la recaudación», agregó Walberg.
Cepo cambiario
Respecto a la posibilidad de eliminar el cepo cambiario, el economista aseguró que se debe analizar cómo se arregla el perfil de vencimientos de deuda para el 2025 y cómo va el juego entre el dólar oficial y los dólares financieros. «Si la brecha se reduce a valores muy bajos, no va a haber problema con el perfil de pago de deuda del año que viene. Ese sería el momento en realidad para sacarlo al cepo porque el gran temor que hay es una explosión de demanda por dólares. Eso se manifiesta en que una gran suba del tipo de cambio repercuta en alza en los precios internos. Un poco lo que sucedió durante fines del año pasado», recordó. «Si la brecha fuera pequeña, tal vez, el Gobierno se juegue, todavía no da señales», aseguró.
El rol de las provincias y las negociaciones en el parlamento
Para Walberg, el presupuesto se deberá definir con los legisladores. «Eso es negociación política pura. Le guste o no al presidente, en democracia las cosas se hacen negociando. Es lo que les da legitimidad, aún con todas las distorsiones que tenga lo político. Las provincias deben acompañar. Lo que le diría a la provincia es: ustedes acompañen bajando gastos y bajando impuestos, desde el Congreso se diseñan los grandes planes de inversión para reactivar las regiones más atrasadas. Al presidente eso no le gusta porque implica en buena medida de obra pública», concluyó el analista.