Tras un intenso operativo de rastrillaje por la búsqueda de Benjamín, el nene de 3 años desaparecido en Atahona, Tucumán, hallaron una bolsa con restos óseos humanos. Estos “serían compatibles” con los del menor. Además se encontraron una sábana con motivos infantiles. Los investigadores trabajaron a dos kilómetros de la casa en la que vivía el niño junto a sus progenitores. 

Según el fiscal, alrededor de las 16:00 del martes, uno de los canes pertenecientes al grupo de bomberos voluntarios de Yerba Buena detectó un montículo justo cuando el arqueólogo forense del Ministerio Público Fiscal, Alejandro Leiva, marcaba el último perímetro. También se encontró una sábana con dibujos infantiles al lado. El hallazgo se produjo a 2 kilómetros de la vivienda familiar. Fue allí que, en medio de la vegetación, encontraron una bolsa con restos de una persona. Las características podrían coincidir con Benjamín por el tamaño y la contextura. Los restos fueron retirados para realizar la autopsia correspondiente. Estos serán evaluados en estudios de arqueología forense y genéticos para corroborar la identidad. 

La causa

A partir de las declaraciones de los hermanos de Benjamín y de su padre, quien habría admitido un crimen, la causa giró en torno a un posible homicidio. Los principales señalados son los propios padres. Por el caso interviene Miguel Varela, titular de la Fiscalía de Homicidio y Graves Atentados contra las Personas del Centro Judicial de Concepción. Durante la tarde de ayer, los investigadores realizaron un allanamiento a la vivienda. Allí se secuestró material compatible con la denuncia de las abuelas del niño, quienes sostenían que existía “maltrato infantil”. El Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF) del Ministerio Público Fiscal, junto a fuerzas policiales y Bomberos de las localidades de Bella Vista y Yerba Buena trabajaron en el lugar del hallazgo.

Las abuelas de Benjamín, Mónica Gariulo (48) y Mercedes Luna (67), denunciaron la desaparición de Benjamín el pasado 20 de febrero, tras las ausencias prolongadas de su nieto. Las mujeres señalaron que los niños eran sometidos  a maltratos. Por su parte, el abogado Álvaro Zelarayán había indicado previamente a este medio que tanto Benjamín como sus dos hermanos vivían en un contexto de violencia de género entre sus padres. “La última vez que lo vi, Benja tenía un año y medio y había empezado a caminar. Recuerdo que tenía la cabeza lastimada. Me dijeron que había cabeceado la punta de una lata. Yo les creí”, relató su abuela Mercedes. Luego pasó más de un año en el que no supo nada de su nieto.