Consumir una dieta equilibrada que incluya todos los nutrientes esenciales es fundamental para la salud. Cada mineral y vitamina desempeña un papel específico en procesos clave como la producción de energía, la regulación del sistema nervioso y la salud ósea.

El atún es uno de los alimentos más nutritivos disponibles, repleto de proteínas, minerales y vitaminas. Según Chris Vogliano, nutricionista y director de investigación de la organización educativa sin fines de lucro Food and Planet, el atún contiene más selenio que casi cualquier otra carne, además de ser bajo en grasas. Sin embargo, su bajo contenido en grasa significa que posee menos ácidos grasos omega-3 en comparación con otros alimentos marinos.

No existe una gran diferencia nutricional entre el atún enlatado, el sushi y un filete de atún fresco. Aunque cocinar el pescado puede reducir su contenido en vitamina D y el proceso de enlatado puede filtrar algunos nutrientes, su valor nutricional se mantiene prácticamente igual.

El magnesio, presente en el atún, juega un papel crucial en la síntesis de proteínas. También en la formación de huesos y ADN, y la regulación de la presión arterial y los niveles de azúcar en sangre. Además, es esencial para el correcto funcionamiento del sistema nervioso y muscular, contribuyendo al bienestar diario y a la prevención de complicaciones de salud a largo plazo.

Riesgos del mercurio en el atún

A pesar de sus beneficios, el atún presenta un riesgo significativo debido a su contenido en mercurio, una neurotoxina. Este metal pesado llega a los océanos principalmente a través de actividades humanas como la quema de combustibles fósiles. Es absorbido por organismos pequeños, asciende por la cadena alimentaria y se acumula en especies más grandes y longevas como los tiburones, el pez espada y el atún.

En concentraciones elevadas, el mercurio puede causar graves problemas de salud, especialmente a largo plazo. Aunque los casos de envenenamiento por mercurio son raros en Estados Unidos, los expertos están preocupados por los efectos a largo plazo en el cerebro, especialmente en poblaciones urbanas y costeras que consumen más mariscos.

Recomendaciones para los consumidores

La cantidad de mercurio en el atún varía según la especie. Los atunes más pequeños, como el listado, contienen muy poco mercurio. Mientras que el atún blanco y el rabil tienen tres veces más, y el patudo y el atún rojo poseen niveles aún mayores. Debido a esto, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos recomienda que las mujeres embarazadas y los niños menores de 12 años limiten su consumo de atún “light” enlatado a no más de tres porciones (340 gramos) por semana, y consumir una porción de atún blanco o rabil si están embarazadas.

Muchos países desarrollados establecen límites más bajos, y algunos expertos recomiendan que las mujeres embarazadas y los niños pequeños eviten el atún por completo. Aunque la FDA no establece límites para el resto de la población, se sugiere seguir una pauta conservadora similar.

Alternativas y consejos para minimizar riesgos

Para quienes disfrutan del atún regularmente, es importante ser conscientes de los tipos y cantidades consumidas. Optar por especies con menor contenido de mercurio, como el atún listado, puede reducir significativamente los riesgos. Además, diversificar la dieta con otros pescados ricos en omega-3 pero bajos en mercurio, como el salmón o las sardinas, es una estrategia efectiva para aprovechar los beneficios nutricionales del pescado sin los riesgos asociados al mercurio.

Es crucial también prestar atención a las fuentes de atún y elegir productos que garanticen una menor exposición al mercurio. Las etiquetas y certificaciones pueden ser útiles para identificar productos más seguros.