El verano es la época de relajación y de disfrute por excelencia. Las personas suelen aprovechar estos tiempos para realizar viajes en el marco de vacaciones y de festejos. Más allá de los destinos que elige cada viajero, hay un aspecto en común en la mayoría de los casos: los rayos del sol.

Sentarse a descansar y a broncearse es uno de los grandes momentos de la temporada estival. Sin embargo, es importante ciertos cuidados a la hora de hacerlo, ya que una exposición solar sostenida y sin prevención puede traer consecuencias. El ejemplo más común, es que la piel se pele. En ese contexto, te brindamos una breve guía para conocer las claves y las medidas que se pueden tomar. Y así evitar esta incómoda situación, que se manifiesta a través de molestas descamaciones.

Exfoliación

En primer término, es fundamental la exfoliación al menos dos o tres veces por semana. Ya que, a través de esta acción, podemos eliminar las impurezas de la piel que generan exceso de sebo y obstrucción en los poros. De esta manera, el cutis quedará suave, libre de suciedad y, además, le daremos mayor luminosidad. Para que este paso se concrete con efectividad, es importante enjuagar el cuerpo con agua tibia y secarlo sin frotar.

Mantener la piel limpia y evitar la acumulación del sebo que obstruye los poros puede ser efectivo ante la exposición al sol. En especial, si utilizamos un exfoliante suave con beta hidroxiácido (ácido salicílico). El cual reduce el enrojecimiento y la hinchazón; y con ingredientes naturales que aporten antioxidantes para prevenir manchas.

Hidratación

Hidratar correctamente la piel tiene múltiples ventajas, entre las que aparece mantener el bronceado de manera saludable, evitando resecamientos. Para lograrlo, hay que llevar a cabo ciertos hábitos cotidianos que, además, colaboran con el funcionamiento general del organismo. Es que la mejor rutina de cuidado empieza de adentro hacia afuera.

En principio, una medida fundamental consiste en consumir al menos 2 litros de agua por día, sin reemplazarla por infusiones, jugos o gaseosas. Si hablamos precisamente de la piel, es fundamental mantenerla hidratada y elástica.

Si buscamos hidratación y prevención, una crema corporal «aftersun» puede ayudar a reavivar el bronceado que logramos y a evitar que la piel se descame. Estos productos suelen contener componentes que protegen y regeneran los poros. Como por ejemplo, aceite de coco, aloe vera y derivados de lavanda, geranio y eucalipto.

Para lograr una reparación profunda de la piel y una mejor absorción de nutrientes durante esta temporada, resulta esencial acudir a productos como los sérums faciales.

Protector solar

Más allá de los hábitos cotidianos para proteger la piel durante el verano y evitar la descamación, el uso de protector debe ser una constante. Bajo este precepto, los especialistas aseguran que, la exposición solar es necesaria y recomendada para la buena salud, y síntesis de vitamina D. Sin embargo, la sobreexposición trae consigo el riesgo del cáncer de piel, es por eso que los recaudos deben extremarse en verano.

En ese marco, estas son recomendaciones a la hora de utilizar el protector solar:

  • La protección solar debe aplicarse 30 minutos antes de la exposición y ser renovada cada dos horas. O más seguido, si hay transpiración excesiva, inmersión en agua, etc.
  • Evitar la exposición solar entre 10 y las 16 horas, cuando los rayos ultravioletas son más intensos.
  • Hay que tener en cuenta que si bien es muy importante el autoexamen, lo ideal es visitar al dermatólogo. Como cualquier consulta médica, es vital hacer un diagnóstico al menos una vez al año.