La reciente reducción en la alícuota del impuesto PAIS, anunciada por el Gobierno, ha sido recibida con expectativas moderadas en el sector empresarial y por los consumidores. Si bien la medida parece ofrecer un alivio inmediato en ciertos productos importados, las perspectivas a largo plazo revelan desafíos más profundos que podrían limitar su efectividad en la lucha contra la inflación crónica de Argentina.

Según reporta Alfredo Sainz para LN+ el impacto más directo y visible de la reducción del impuesto PAIS se verá en productos importados específicos, como café, atún, y algunas frutas. Sin embargo, este enfoque en la reducción de costos en el corto plazo podría desviar la atención de un problema más profundo. Y es la persistente presión inflacionaria generada por factores estructurales que esta medida no aborda.

La paradoja del alivio inmediato versus los costos persistentes

La inflación en Argentina no es solo una cuestión de costos de importación. La combinación de una economía altamente dolarizada, la dependencia de insumos importados y la presión de costos internos, como los salarios y los servicios públicos, crea un entorno en el que las soluciones temporales pueden ofrecer solo un alivio pasajero. Si bien la reducción del impuesto PAIS puede contener algunos aumentos de precios, la realidad es que otros factores, como la devaluación del peso y los ajustes salariales, seguirán impulsando la inflación.

Un aspecto clave que surge de los datos es cómo la reducción del impuesto PAIS podría afectar la competitividad de la producción nacional. Al disminuir los costos de algunos insumos importados, los nacionales que dependen de estos insumos podrían ver una leve reducción en sus costos de producción. Sin embargo, esta ventaja podría verse contrarrestada por una mayor competitividad de los productos importados, que también se beneficiarían de la reducción impositiva.

La trampa de la competitividad interna

La mejora en los costos de producción para las empresas nacionales podría ser un arma de doble filo. Reducir los precios de venta en algunos sectores también expone a las empresas locales a una competencia más dura de los productos importados. Esto plantea la pregunta de si las empresas nacionales podrán mantener su participación de mercado en un entorno de creciente competencia global.

Expectativas versus realidad

Finalmente, desde la perspectiva del consumidor, la reducción del impuesto PAIS podría generar expectativas de una baja en los precios. Sin embargo, y como sucedió en muchos casos, no se materializaría de manera significativa e inmediata. La percepción de los consumidores sobre la inflación está fuertemente influenciada por los precios de los productos básicos. Si bien algunos productos importados podrían mostrar una baja, la mayoría de los artículos de la canasta básica seguirán sujetos a las presiones inflacionarias internas.