Esta semana, el Banco Central acordó la suba de las tasas de interés de los plazos fijos y a las Leliqs. Esto afectará directamente al financiamiento de las tarjetas de crédito. Desde hoy, ‘patear hacia adelante’ el vencimiento de los consumos es más caro.

El BCRA, que regula también las tasas que cobran las tarjetas, dispuso: «Si sólo se paga el mínimo del vencimiento, la tasa nominal pasa al 80% anual«. Es decir, tres puntos por encima de lo que se abonaba hasta ahora. El costo financiero total (CFT), con la nueva tasa, pasó al 146%-147% anual, dependiendo de los plazos elegidos para refinanciar el saldo.

Es decir, el costo supera el nivel de la inflación interanual, pero por debajo del costo de los préstamos personales que cobran los bancos. Esto significa que, a una persona que deba refinanciar sus gastos, le conviene hacerlo con su tarjeta (pagando el mínimo, por ejemplo), antes que sacar un crédito personal en un banco.

Tarjetas de crédito vs créditos personales

El problema principal radica en que, los bancos vienen recortando los límites de las tarjetas. En consecuencia, a muchos clientes no les queda otra alternativa que recurrir a un crédito personal. Estos terminan resultando más onerosos, para quien no llega a fin de mes o necesita dinero circunstancialmente.

De acuerdo a los relevamientos del Banco Central, el CFT de un préstamo personal arranca en 210% anual. Siempre cuando, se trate de clientes con acreditación de sueldos, pero trepa a un promedio del 334% anual para los clientes que no les depositan en sus cuentas mensualmente. Este costo, seguramente, también se ajustará hacia arriba en las próximas horas.