En respuesta al daño causado por la plaga de la chicharrita y el virus Spiroplasma, diversas instituciones del sector agropecuario del norte argentino se unieron para crear el Comité «Salvemos al Maíz». La Asociación de Productores Agrícolas y Ganaderos del Norte Argentino (Apronor), el Colegio de Ingenieros Agrónomos y Zootecnistas de Tucumán (CIAZT), CREA Región NOA y la Sociedad Rural de Tucumán (SRT) buscan enfrentar las pérdidas que esta plaga genera en los cultivos de maíz.

Daniel Frascarolo, integrante del comité, informó sobre la situación actual, destacando que la red de monitoreo ha registrado la presencia de la plaga en niveles bajos en distintas zonas del país. Aunque las poblaciones de chicharritas están presentes, muchas veces no llegan a ser elevadas ni producir un daño significativo en el cultivo de maíz. Frascarolo aclaró que, aunque en bajas concentraciones la plaga podría afectar al cultivo, por el momento la situación es controlable.

Para los productores, Frascarolo recomendó mantener un control estricto sobre los llamados «maíces guachos». Es decir, semillas de cosechas anteriores que quedaron en el suelo, ya que estas pueden ser un foco de proliferación de la plaga. Además, sugirió evitar sembrar maíz antes de fines de noviembre. Esto podría servir de puente verde para que la chicharrita se multiplique antes de la gran siembra de diciembre y enero. De esta manera, se busca reducir la posibilidad de que la plaga se desarrolle con intensidad en los cultivos futuros.

Frascarolo también subrayó la importancia de mantener el maíz en el sistema de producción, a pesar de las dificultades actuales. Algunos productores habían considerado no sembrar o reducir drásticamente la superficie de cultivo. Ahora, muchos están reconsiderando esta decisión y planean sembrar más de lo previsto inicialmente. El maíz tiene un rol fundamental en el sistema productivo, y reducir su presencia implica una pérdida significativa de sus beneficios. Tanto para el cultivo como para el ecosistema agrícola en general.