Alana McLaughlin se convirtió en la segunda luchadora trans en pelear oficialmente en la UFC. Su debut fue feliz ya que venció a Celine Provost por sumisión en Miami. La luchadora de 38 años cumplió su sueño luego de un pasado bastante complicado.

Su infancia estuvo llena de bullying y un abuso sexual que la marcaron para siempre. Al graduarse, entró en el ejército de los EEUU y fue enviada a Afganistán a luchar contra los talibanes, alcanzando el rango de sargento.

Al regresar decidió completar su tratamiento de hormonas y tener el cuerpo con el que se sentía cómoda, al tiempo que encontró en las artes marciales la válvula de escape para sus traumas.

Su rival del debut declaró que no le importaba la sexualidad de su contrincante y que por el contrario es bueno demostrar lo inclusiva que son las artes marciales mixtas.