Un informe de la UCA indica que más del 26% de los argentinos sufre algún malestar psicológico
Un reciente estudio de la Universidad Católica Argentina (UCA) revela que más del 26% de los argentinos experimenta algún tipo de malestar psicológico, marcando un aumento significativo desde el 18,4% registrado en años anteriores. Este informe se titula “Desigualdad estructural en el desarrollo humano y social (2010-2023). Esfuerzos para el bienestar frente a la persistente inestabilidad económica y social”. El estudio abarca trece años de datos y refleja el impacto creciente de los desafíos económicos y sociales en el bienestar mental de la población.
La doctora en Psicología, Solange Rodríguez Espínola, coordinadora del estudio, explicó que las políticas públicas han tenido un efecto crucial en el acceso a la salud mental. “Los aciertos y desaciertos en materia de políticas públicas demostraron un importante impacto en el acceso a la salud. Frente a un sistema colapsado por la demanda pospandémica que no logra reponerse frente a los ajustes económicos”. La inestabilidad económica ha exacerbado la vulnerabilidad de los sectores ya desfavorecidos. Especialmente, en familias de bajos ingresos que enfrentan dificultades para llegar a fin de mes.
El informe analiza diversas dimensiones del bienestar subjetivo, incluyendo el malestar psicológico, el sentimiento de infelicidad y el déficit de apoyo social. Se observa una tendencia creciente en el malestar psicológico, alcanzando su punto máximo en 2023 con un 26,7%. Las mujeres y las personas de mediana edad son las más afectadas, con un 30,5% y un 22,8% respectivamente, mientras que los adultos mayores presentan un déficit significativo en sus redes sociales, alcanzando el 29,5%. Por otro lado, el sentimiento de infelicidad se ha mantenido relativamente estable, oscilando entre el 11% y el 14%.
Además, el estudio destaca que el déficit de apoyo social ha disminuido en los últimos años, pero aún representa un desafío considerable. Especialmente, entre los adultos mayores y las personas con niveles educativos bajos. En 2023, el déficit de apoyo social se redujo al 18,1%, pero sigue siendo una preocupación, ya que la falta de redes de apoyo contribuye al deterioro del bienestar general. La investigación también resalta que el malestar psicológico es más pronunciado en áreas urbanas. Donde el tejido social es más frágil y susceptible a los impactos negativos de la inestabilidad económica.