El científico Jean Hébert, de 58 años, dirige un controvertido proyecto en la Agencia de Proyectos Avanzados para la Salud (ARPA-H) de Estados Unidos, donde investiga cómo realizar un “reemplazo funcional de tejido cerebral” para rejuvenecer el cerebro humano. La iniciativa busca añadir tejido joven al cerebro para contrarrestar el deterioro natural del envejecimiento. Una propuesta que ha generado tanto fascinación como escepticismo en la comunidad científica.

Hébert, quien trabaja en la Facultad de Medicina Albert Einstein, sugiere que la clave para evitar la muerte por vejez es reemplazar todas las partes del cuerpo, incluido el cerebro. Su enfoque no implica un reemplazo total de este órgano, sino una sustitución gradual del tejido envejecido por tejido joven, cultivado en laboratorios. De este modo, el cerebro podría rejuvenecerse sin perder los recuerdos y la identidad de la persona.

El científico ha obtenido un financiamiento de USD 110 millones, que se centra en el neocórtex, la parte más externa y compleja del cerebro. Responsable de funciones como el razonamiento, la memoria y la gestión de los sentidos. Hébert sostiene que la plasticidad del cerebro, junto con la capacidad de las células madre para integrarse en el tejido cerebral, ofrece una esperanza para que este enfoque sea viable. Sin embargo, reconoce que los desafíos técnicos y biológicos son enormes.

Desafíos de la investigación

A pesar de los avances en trasplantes y reemplazos de órganos, el cerebro representa un reto sin precedentes. Hébert explica que los “facsímiles” de tejido neocortical serían creados a partir de células madre y tendrían que madurar dentro del cerebro adulto. Un proceso que, según él, podría permitir que este tejido joven absorbiera y procesara información de manera similar al tejido original.

Sin embargo, la complejidad del cerebro y la dificultad de replicar sus diversas células y funciones hacen que el proyecto sea extremadamente ambicioso y controvertido. Aunque Hébert cuenta con el apoyo de ARPA-H y ha captado la atención de la comunidad inmortalista, muchos científicos cuestionan la viabilidad de su propuesta, subrayando los enormes obstáculos que aún deben superarse para que la sustitución del tejido cerebral se convierta en una realidad.