Estudios indican que el cambio climático puede influir gravemente en enfermedades cerebrales
Una revisión reciente advierte que el cambio climático podría exacerbar significativamente enfermedades cerebrales. Por ejemplo, el accidente cerebrovascular, la migraña, la enfermedad de Alzheimer, la epilepsia y la esclerosis múltiple. Los investigadores, en la edición del 15 de mayo de la revista The Lancet Neurology, informaron sobre los efectos potenciales que un clima cambiante podría tener en una variedad de afecciones neurológicas.
«Existen evidencias claras de un impacto del clima en algunas afecciones cerebrales. Especialmente, en el accidente cerebrovascular y las infecciones del sistema nervioso«, señaló Sanjay Sisodiya. El especialista se desempeña como profesor del Instituto de Neurología Queen Square de la Universidad College de Londres y líder de la investigación.
Para llevar a cabo esta revisión, los investigadores analizaron exhaustivamente datos provenientes de 332 estudios publicados entre 1968 y 2023. «La variación climática que demostró tener un efecto sobre las enfermedades cerebrales incluyó temperaturas extremas tanto altas como bajas. Así como una mayor variación de temperatura a lo largo del día, especialmente cuando estas mediciones eran inusualmente estacionales», detalló Sisodiya.
Los estudios revelaron que los accidentes cerebrovasculares aumentaron durante los días de altas temperaturas o las olas de calor. Por otro lado, se observó que las personas con demencia eran más susceptibles a afecciones relacionadas con la temperatura en su salud. Tales como el golpe de calor o la hipotermia, así como más vulnerables durante fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones o incendios forestales.
«La reducción de la conciencia del riesgo se combina con una menor capacidad para buscar ayuda o mitigar el daño potencial, como beber más en climas cálidos o ajustar la ropa«, destacó el equipo de investigación. «En consecuencia, una mayor variación de temperatura, días más calurosos y olas de calor conducen a un aumento de los ingresos hospitalarios y la mortalidad asociados con la demencia».