Cada 17 de noviembre se conmemora el Día Mundial del Prematuro, una fecha dedicada a sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de la atención y el cuidado de los bebés nacidos antes de la semana 37 de gestación. Este año, el lema de la campaña es «Juntos en cada paso: del hospital al hogar«. En este contexto, se ha subrayado la necesidad crucial de proporcionar apoyo psicológico y emocional a las familias de bebés prematuros. Además de la atención médica especializada, es fundamental ofrecer contención emocional para ayudar a las familias a enfrentar los desafíos que implica cuidar a un recién nacido con nacimientos prematuros.

Los bebés nacidos prematuramente enfrentan una alta vulnerabilidad debido a la inmadurez de sus sistemas inmunológicos, lo que los expone a un mayor riesgo de infecciones. Además, suelen presentar dificultades nutricionales y complicaciones en diversos órganos y sistemas corporales, especialmente en el sistema respiratorio. Estas condiciones requieren una atención constante y especializada para asegurar su desarrollo y supervivencia.

Estadísticas alarmantes

A nivel global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que nacen 13,4 millones de bebés prematuros cada año. Las complicaciones derivadas de la prematuridad son la principal causa de mortalidad entre los menores de cinco años. En el ámbito nacional, las tasas de nacimientos antes de tiempo han aumentado aproximadamente un 10% entre 2008 y 2018, según datos del Ministerio de Salud.

En Argentina, casi un 9% de los bebés nacen antes de las 37 semanas de gestación, y el 1,1% de ellos pesan menos de 1500 gramos. Además, la prematuridad es el motivo principal de ingreso a las unidades de cuidados intensivos neonatales, lo que subraya la gravedad de esta condición.

Prevención y control de embarazos de alto riesgo

Identificar embarazos de alto riesgo es esencial para prevenir nacimientos prematuros. Factores como la maternidad adolescente, el tabaquismo, el consumo de alcohol o drogas, el trabajo excesivo, las enfermedades maternas crónicas o infecciosas, y los embarazos múltiples o complicaciones aumentan el riesgo de prematurez. Implementar un plan de control exhaustivo que incluya monitoreo de la presión arterial, el peso materno y la vitalidad fetal es crucial para reducir estos riesgos de salud.