Por décimo año consecutivo, este viernes 24 de noviembre en la Argentina, se reafirma la lucha contra los abusos en la niñez y la adolescencia. Es en el marco del Día Internacional de lucha contra los abusos sexuales. Durante todo el día, se realizarán acciones en simultáneo en distintos puntos del país, convocadas por el Colectivo Yo sí te creo. 

Mel Suárez, referente del colectivo Yo Si Te Creo, brindó declaraciones al respecto. «Hoy estamos en un contexto muy delicado. Muy difícil para quienes venimos luchando por los derechos humanos y reivindicamos la educación sexual integral (ESI). Para todos quienes venimos defendiendo a las niñas, niños y adolescentes que denuncian este tipo de delitos en el Poder Judicial. Antes no existía esta facilidad para hablar porque justamente los momentos sociales no eran lo mismo que hoy. Actualmente, tenemos ámbitos como la escuela, donde la ESI es una herramienta muy importante«.

«Las estadísticas nos muestran que el 80% de los alumnos que recibían ESI podían develar que estaban viviendo una situación de abuso. En ese sentido, la ESI es una herramienta clave y, por otro lado, hoy existe toda una corriente en la Justicia argentina. Cuando una madre acompaña a un niño, dicen que el niño es influenciado por el relato de un adulto. Por eso, justamente, no llegan a tener un juicio y una condena en los casos de abuso», explicó Suárez. «Lo más triste de esto es que criminaliza a ese adulto, a esa madre protectora que va a denunciar, por eso lo que reclamamos es que haya perspectiva de niñez y de infancia dentro de los juzgados».

«Nosotros trabajamos con este tipo de problemática donde cuesta hablar. En las estadísticas, 1 de cada cinco niñas y 1 de cada 13 niños la padecieron, lo que da cuenta de una epidemia a nivel global. Entonces, todo lo que tiene que ver con la sexualidad cuesta darle lugar a la palabra porque es algo que duele y el 80% de los casos se da en el ámbito de la familia», remarcó. «El abuso viene de parte de alguien que supuestamente tendría que estar para cuidarla. Por lo tanto, esa persona sufre una desestructuración de toda su humanidad y es un trabajo arduo para sanar. Pero entendemos que es el Estado el que tiene que hacerse de cargo de todas estas situaciones».